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¿Democracia en México?

 

Adria Haro Pérez *

Número 1, Año 1, enero-junio de 2014

A partir de los años ochenta, la política internacional se vio sumergida en la tercera ola democrática, la cual repercutió en América Latina principalmente, cambio al que el gobierno priista estaba renuente; no obstante, comenzó la apertura de diversos espacios que permitieron parcialmente el debate público.

 

La transición de un régimen autoritario a la democracia es bastante complejo. Nosotros lo sabemos mejor que nunca y el futuro sigue igual de incierto: 14 años de un México democrático nos ha dejado más dudas que respuestas concretas. Al observar los primeros años del siglo XXI podría decirse que estamos considerando muy poco tiempo para comenzar a hablar de acontecimientos trascendentes en nuestra historia, no obstante considero todo lo contrario, han sido de los años más significativos para el futuro del país.

 

Mi generación ha vivido uno de los cambios más drásticos de la nación: en 1994 Ernesto Zedillo Ponce de León, sucesor de Salinas de Gortari, inicia su mandato bajo la mancha del “error de diciembre” que nos condujo a una de las crisis económicas más fuertes del país y bajo un panorama muy borroso, el cual no se ha esclarecido del todo; sin embargo, no logro decidir si esta situación fue la más característica de su mandato o el “ceder” el siguiente sexenio a la oposición.

El siglo XXI empezó con una ráfaga de optimismo en México; después de continuas elecciones truncas, despertó una sociedad interesada en el ámbito político y con una profunda fe en la transformación del país a partir de elecciones donde se respetara la decisión ciudadana. Alimentando dicha esperanza, Vicente Fox Quezada sube a la presidencia siendo un personaje inclusive antagónico a los antiguos presidentes: un empresario que emitía una particular semejanza con la población en general. Al mismo tiempo esta respectiva cercanía con la ciudadanía fue lo que nos hizo pasar vergüenzas, más de una vez producidas por su escaso conocimiento de protocolo.

 

Siendo el mandato de Fox el “comes y te vas” más largo que hemos vivido. Surge una contienda política por la presidencia perfilándose la izquierda perredista como preferida. No tardó mucho en comenzar una campaña mediática contra uno de los personajes más simbólicos de la historia contemporánea en México: Andrés Manuel López Obrador, el cual fue sujeto de la “democracia” al estilo mexicano. Fuimos testigos de que, quien realmente mantenía el poder en nuestro país no eran los políticos o empresarios, sino los medios de comunicación, convirtiéndose la política en la crítica maliciosa a la oposición sin la intención de propiciar un debate público, demostrándonos que los políticos no son más que un mal chiste.

 

Aunque parecía asunto olvidado, se llevaron a cabo elecciones federales con bastantes obstáculos: Felipe Calderón es nombrado presidente de la nación bajo cifras no esclarecidas y, ante la presión social e internacional sobre su legitimad, comienza una estrategia política encaminada a producir un territorio seguro a partir de la llamada lucha contra el narco, la cual dejó más de 80 mil muertos, estadístico catalogado como “daño colateral”.

 

Después de dos sexenios panistas, se hizo realidad la pesadilla que algunos temían y otros muchos más deseaban: el PRI regresaba a Los Pinos ¿Brujería o suerte? No lo sé, lo cierto es que ante casos como Monex, sabemos que la democracia mexicana se encuentra en fragilidad extrema y que en lugar de ir hacia adelante estemos retrocediendo a un régimen autoritario, o como Lorenzo Meyer lo explicaría: el mexicano siempre llega tarde, y los mexicanos llegamos tarde a la democracia. 

 

Esperemos que, esta fallida transición a la democracia sólo sea eso, un proceso paulatino en el cual se van a ir eliminando ciertas actitudes dañinas al bienestar público y que todos estos errores funcionen como recordatorio para generaciones futuras de lo que hay que evitar.

 

 

* Adria Haro Pérez es estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de El Colegio de San Luis.

 

 

 

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